Yo quiero que tú me abraces como aferrándote al último suspiro de vida, hasta que me rechine el alma y a mi corazón se le vaya la respiración. Que un abrazo tuyo se convierta en ese arco iris en medio de mis tormentosos días grises. Que seas tú, la que con un abrazo, o con muchos, ates los cabos sueltos de mi corta historia a la que titulo El amor que en la vida pasada no me diste.
Yo quiero que tú me beses como devorando la vida, como si el nosotros fuera sinónimo de amor y de infinito, que me beses sin tiempo límite y con todo el amor del mundo. Que dejes un pedacito de ti, de tu alma, de tu querer; ahí, en ese roce. Que sintamos que hay un pequeño espacio de universo en el que encajamos perfectamente.
Yo quiero que me tomes de la mano como si estuviéramos compitiendo a quién agarra por más tiempo, como si me quisieras llevar contigo a todo lugar, como si yo fuera turista y tú aquella que me enseñará el mundo entero, los sueños, los sentires, la vida en sí.
Yo quiero que me sonrías como si fueras esa única vela en la habitación oscura en la que me encuentro, como si yo fuera tu tesoro, el que andabas buscando en los más recónditos lugares. Que me sonrías porque conmigo puedes ser tú, sin tapujos ni maquillajes. Como si tu sonrisa fuera esa línea curva que lo endereza todo en mi vida, como dijo César Poetry.
Yo quiero que tú me quieras
sin afanes
sin carreras.
Ojalá, que por cosas del destino, o por cosas de la vida, o por cosas del amor, tú quieras todo lo que yo quiero contigo.
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