Guardado en un cajón
tengo un espacio vacío,
que a veces escapa
y se me clava dentro.
Separa mis vísceras
y se acomoda entre ellas.
Aprieta... atenazando con fuerza
corazón y estómago.
Alterado el fluir de la sangre,
y ahogada la respiración,
dolorida sufre la reseca garganta.
Profundo e hiriente vacío,
que escabullido de su presidio,
expande su niebla gris,
adueñándose del día
y sus quejumbrosas horas;
enturbiando horizontes,
enfriando los otoños.
Sobrecogidos los latidos,
galopan sin medida
desde lo más hondo
de mi desazonado pecho.
Oquedad lacerante
que no supe combatir a tiempo,
va creciendo dentro de mí,
ensanchando, dilatando
la superficie muerta.
Y siento en las entrañas
su quejido cadavérico,
frío, siniestro... ocupándolo todo.
Ya mi ser quedó atrapado
por un vértigo que no controlo.
Angustioso vacío que me inunda.
etiquetas: poema, vacío, ansiedad 264 lecturas versolibre karma: 128
Se puede trascender y superarlo, pero cuando estás dentro no se ve. Por eso, si es necesario, hay que buscar ayuda para encontrar la forma. En fin... es un mal, muy de nuestro tiempo loco...
Muchas gracias por leer y comentar!
Transmites de una forma que hace tambalear el alma...
Mis aplausos, querida compañera
Reflejas muy bien un clima angustioso.
Te felicito enormemente.
Saludos.
Muy buenos