Me abres suavemente, como la primavera,
me abres las flores una tras otra,
me abres como un martirio oscuro
al frente de la muerte: bajo los días falsos,
me abres la noche antigua, la rotación del
planeta, el flujo de la luz para lavar el dolor
de la mente.
Una mano mágica ocluye tu pecho, y los
eternos elfos han dibujado un vago monumento
esperando una tormenta de olas, lluvia, acechando
esperando un fuerte látigo en el valle profundo.
Déjame cantar el páramo de la gran cordillera de Pamir,
para calmar en la cima el sonido; el vértigo de la lava
se precipita lentamente como el acero tejido por las
nutrias marinas.
Déjame cantar, al buen humor,
rondando el cielo bajo el océano salvaje,
empujando las olas de sus murmullos,
como las raíces de los árboles verdes en el suelo,
con sus dedos suaves,
en el cruce de montañas y ríos, en los
innumerables amaneceres matutinos, atardeceres, luces de colores, cuánta alegría, música, melancolía junto con agua
roja, verde y azul cielo, valles distantes, bosques, desiertos
en disolución.
No es bueno andar por este mundo,
soportando el desgaste de nuestra sombra.
El viento sopla hacia el este, el viento sopla hacia el sur, el viento gira en la calle baja, el viento golpea la celosía de
madera, está llena de nieve.
En la puerta de la historia, los que usaban hoces viejas,
azadas, yugos de bueyes, molinos de piedra, carretas,
silenciosamente, siguen con resignación la caída de los copos de nieve.
Che-Bazan.España
www.youtube.com/watch?v=M_VBvxJoIEI