Desde que me has hecho olvidar las llaves del abismo, no dejo de pensarte. Ahora sé que debo dormir en tus frutos, en la luz colgada de tus hombros y cobijas sin lucros, sin desgaste palabrero ni llantos tormentosos.
Me hiciste regresar a la tranquilidad, a los brazos callados que necesitaba. Nos tocamos la cara y nos desviamos del ocaso del ayer.
Sigue curando las heridas con besos, cantares y locuras. Cuéntame cómo logras palpitar mi corazón tan deprisa, y cómo lo detienes al besarme.
Le has puesto música a los rayos y truenos
ahora que vemos juntos un agosto mojado.
etiquetas: rescate, tranquilidad, amor 94 lecturas versolibre karma: 88
¡Enhorabuena!