Hay fríos en mis versos
porque el calor de mis manos,
un día,
con el amor se marchó.
Hace mucho,
por quererme libre
a la mujer que amo
dejé partir;
y desde ese día...
me siento su esclavo.
Jamás he temido
ni a la oscuridad
ni a los hombres
pero me deshago en miedo
al pensar en su olvido.
Le verso día y noche...
¡para no morir!
Mis raíces me impiden
correr hacia ella;
sus alas le niegan
quedarse conmigo.
Le escribo poemas
que muchos leen.
Le lloro en silencio
sin que nadie lo sepa.
En las tardes,
cuando el sol cae
y el crepúsculo
al horizonte abraza...
recuerdo de ella,
sus intensos besos.
Quiero confesar
que, por olvidar sus ojos,
en otros mares he navegado;
pero es mi puerto,
que su bandera iza.
Hay en mi armónica,
partituras de ella,
que cuando las toco;
los cielos lloran.
Tal vez algún día
la llegue a olvidar.
Tal vez algún día
me llegue a olvidar.
Ya que la distancia
al amor no conoce.
Será el tiempo…
el que verse el final.
@Oskr Diaz
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Saludos y abrazos